Las
personas cometemos muchos errores al tener una mascota en casa. Algunos errores
son involuntarios y otros dueños desleales lo hacen conscientemente, a
sabiendas de que están perjudicando a un ser vivo.
El error más común es tratar al perro como si fuera una persona. Se lo sobre protege y nunca se lo corrige, le dan todo y les permiten que hagan cualquier cosa. Y en el otro extremo se encuentran las personas que tratan a los animales con odio encerrándolos, golpeándolos, y alejándolos de todas las fuentes de amor y cariño porque para ellos no son más que un objeto de la casa. Pese a ello nuestros animales siguen siendo los más fieles a nuestro lado.
Es muy
frecuente escuchar tanto en el ámbito científico como en el popular respuestas
contundentemente negativas a estos interrogantes. Para quienes sostienen la postura de que los seres humanos somos los únicos seres inteligentes sobre nuestro
planeta, los únicos que actuamos racionalmente, los únicos que podemos pensar y
aún más los únicos que tenemos sentimientos (amor, odio, celos,
culpa), me permito decirles que deben analizar más aspectos lejos de ese mundo oscuro en el que fueron educados para comprender lo que aquí se va a tratar de explicar.
Un exponente de esta corriente del pensamiento fue el filósofo francés
René Descartes (siglo XVII). Descartes sostenía que los animales carecían de
estado consciente, de inteligencia y de cualquier proceso mental
análogo al del ser humano. Muchos psicólogos y fisiólogos compartieron, e
incluso comparten en la actualidad, este concepto. Para ellos los procesos
mentales superiores que rigen el comportamiento humano están
gobernados por principios distintos de aquellos que rigen el comportamiento animal. Suelen afirmar que los comportamientos de los animales son de dos
tipos: instintivos y producto del condicionamiento. Si bien es cierto que el
movimiento de la cola y el ladrido en los perros son comportamientos instintivos,
la risa, la sonrisa y el llanto de los humanos también lo son. Evidentemente no
sólo los animales son portadores de este tipo de patrones de comportamiento.
Sin embargo, los perros no manifiestan los comportamientos instintivos en cuestión, en forma indiscriminada sino que ellos deciden cuándo y hacia quien dirigirlos. Dicha capacidad de discriminación implica un grado rudimentario de razonamiento inteligente, más aún cuando los perros suelen utilizar estos comportamientos para influir e incluso manipular a sus dueños para obtener atención, comida o un paseo.
Sin embargo, los perros no manifiestan los comportamientos instintivos en cuestión, en forma indiscriminada sino que ellos deciden cuándo y hacia quien dirigirlos. Dicha capacidad de discriminación implica un grado rudimentario de razonamiento inteligente, más aún cuando los perros suelen utilizar estos comportamientos para influir e incluso manipular a sus dueños para obtener atención, comida o un paseo.
Por otro lado muchos propietarios de perros, haciendo caso omiso de las
opiniones que niegan la capacidad de pensar, imaginar y sentir de
sus animales, no dudan en afirmar: "A mi perro sólo le falta
hablar", "mi perro es sumamente inteligente, mucho más
que muchas personas que conozco", "miperro es tan inteligente que
cuando quiere salir a pasear me trae la correa y cuando quiere jugar me trae su
pelota", son comentarios corrientes entre estos propietarios. Si bien la
mayoría de estas personas no son imparciales producto de que tienen un vínculo
sumamente estrecho con sus animales y además no poseen los conocimientos para
realizar estudios objetivos, ellos no dudan en afirmar que sus animales son inteligentes,
pueden pensar y desde ya tienen sentimientos.
¿Cuál de estas dos visiones acerca de estos temas es la correcta? ¿Dentro del ámbito científico existen opiniones que avalen las afirmaciones recién mencionadas?
Para contestar el primer interrogante es necesario aclarar a qué nos referimos cuando hablamos de inteligencia, pensamiento, imaginación y sentimientos. Tomemos como ejemplo a la inteligencia. Una definición que tiene consenso entre la mayoría de los científicos es aquella que dice que la inteligencia es la capacidad de enfrentar símbolos, relaciones y nuevas situaciones o problemas y resolverlos de una manera adecuada. A partir de esta definición muchos sostienen que la inteligencia de los perros es más un mito que una realidad.
Sin embargo, desde la filosofía Aristóteles (384-322 a.C.) sostenía que la razón de los animales difería de la nuestra no por su naturaleza sino del más al menos. A su vez un científico prominente como Charles Darwin en su libro "La descendencia del hombre" sostenía que la diferencia entre la inteligencia de los seres humanos y la de muchos animales era cuestión de grado y no de clase. Más aún Darwin afirmaba que "las distintas emociones y facultades - como el amor, la memoria, la atención, la curiosidad, la imitación, etc.- de las que se jacta el hombre, se encuentran en forma incipiente y a veces bien desarrolladas en los animales inferiores". Otras autoridades científicas comparten esta visión de los hechos. El Profesor Donald Griffin (autor del libro Animal Awareness), el Dr. Stephen Walker (autor del libro Animal Thought) y especialmente una de las autoridades más conocidas y reconocidas en cánidos, el Dr. Michael W. Fox (autor de innumerables artículos científicos y varios libros) concluyen que los animales poseen, en grado variable, capacidad de razonamiento, sentimientos y comportamiento inteligente.
Sin más preámbulo a continuación les comparto tres libros GRATIS en formato PDF escritos por Cesar Millan, el famoso "Encantador de Perros". No olvides dejar tus comentarios.
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